martes, 15 de mayo de 2012

(5) Domaine du Sauvage-Aumont Aubrac (casi 31 km.)


Salimos de Domaine de Sauvage prontito tras un más que correcto desayuno. Lo cierto es que nos están alimentando bien, pero empezamos a tener superávit de quesos y carne. Por ello tenemos en mente planificar una compra masiva de fruta y solventar así la comida del mediodía, pero no será en esta jornada.


Dejamos atrás este monumental albergue, obviamente una antigua granja o similar, algo así como tiritando de frío. Nos os dejéis engañar por Jaime (de blanco, y con un gorraje tipo Afrika Korps): hacía unos 3 grados y hubo que limpiar el hielo del cristal del coche de apoyo.



En un principio casi todos aguantamos con menos ropa de la conveniente por aquello de que al andar se entra en calor, pero según pasaba el tiempo y el frío se mantenía hubo que reforzar el equipamiento.



Una prueba es el aspecto de Ogadenia (arriba) con su grueso chubasquero, pero es que el aire cortaba. El albergue está a 1.300 metros y eso explica muchas cosas, pero aunque bajamos a poco más de 900 a lo largo del día el fresco no llegó a desaparecer del todo ni en las horas centrales.


Debajo una imagen del grupo, de casi todos, y en medio de rojo Marien, que se animó e hizo un montón de kilómetros.


Como casi siempre, el camino fue una sucesión de pastos, para deleite de los sentidos.

Y bosque, mucho bosque, muchos abetos, aunque también  gran cantidad de hayas.




Llegamos así a Saint Alban sur Limagnole, una localidad que parece girar alrededor de un gran centro de discapacitados psíquicos. El camino pasa literalmente por el medio, con grandes pabellones y grupos de internos; es un complejo enorme en el que suponemos trabaja mucha gente.




Abajo Víctor, nuestro médico de cabecera en el camino (y no es literatura) ante uno de los edificios.




Aunque no hicimos fotos, en Saint Alban paramos en un bar, creo que se llamaba Europe, en el que pegamos la hebra con la madre de la dueña, una granadina que lleva 48 años en Francia, o sea, que es más francesa que nada. Nos contó que se crió en Barcelona, a donde vuelve dos veces por año. En la tele echaban en ese momento la toma de posesión de Hollande, en París, en los Campos Elíseos, bajo una lluvia intensa y el nuevo presidente a cuerpo gentil.
De la televisión sacamos dos mensajes; primero, que la madre de la dueña nos advirtió que cuando llueve en París no tarda en hacerlo aquí, y acertó de pleno. Segundo, que estaba poco contenta, por decirlo finamente, con la elección de Hollande, según cantó a nada que Juanma le rascó en sus preferencias políticas. No hicimos comentarios para no amargarle más el día. Esta es una vista de Saint Alban, ya saliendo hacia Aumont Aubrac.



Por el camino nos encontramos de vez en cuando paneles que explican cuestiones relacionadas con la ruta jacobea, como esta que indaba en el origen de la concha de vieira como emblema, algo que ya conocemos y que se basa más bien en suposiciones.



A partir de aquí tuvimos ascensos y subidas frecuentes, lo que implicó mayores dificultades, aunque también hubo llaneo, como se aprecia en la fotografía inferior.




Poco después paramos en un albergue donde nos enfrentamos de nuevo a bocatas de queso y paté, junto con cervezas artesanales. El propietario nos dio una lección de sabiduría popular: a nuestra pregunta sobre el tamaño (longitud) de los bocatas, que hicimos para decidir si algunos lo compartían, se salió por la tangente aclarando que lo importante no es el tamaño sino el peso. Evidente, pero se nos había pasado por alto.



Y al terminar el refrigerio fue preciso sacar plásticos y chubasqueros pues llovió con fuerza. Fue la primera vez y duró un buen rato, pero a Aumont Aubrac llegamos ya sin lluvia.



Nos alojamos en el hotel Prunieres, que realmente es acogedor a cargo de una familia muy amable. Cenamos bien, de nuevo carne, pero con un gran bufé de ensalada y la relación calidad-precio de menús y alojamientos nos parece muy aceptable. Para mañana nos queda la meseta de Aubrac, que promete. Ah!, y lo del "casi" del título viene dado por nuestras dudas: la documentación que manejamos cifraba la etapa en 26,6 km., pero el GPS de Álvaro lo elevó a 30,6, menudo fiasco.


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