viernes, 11 de mayo de 2012

(2) Lyon, Le Puy en Velay, campamentos base

Los planes de varios meses empezaron a hacerse realidad el viernes 11 de mayo. En la estación de autobuses de Vigo estábamos todos como clavos a las 8.30 de la mañana- Poco después salíamos para el aeropuerto de Oporto, desde donde embarcamos con Easyjet en dirección a Lyon. Éramos 17 y en la ciudad francesa se nos sumaron Víctor y Ogadenia procedentes de Las Palmas.



En el aeropuerto nos dirigimos al tren de cercanías para ir al centro de la ciudad.

La estación, obra de Santiago Calatrava,  impactante por su diseño, dimensiones y luminosidad. 

Ah!, y un calor del copón, toda la tarde a 30º, buscando la sombra y asfixiados-


Las dos fotos, anterior y siguiente, dos vistas de Lyon desde la colina de Fourviere, que domina la ciudad. También subimos, a patita, y no era sencillo. Al fondo,un poquito de los Alpes, relativamente próximos



El llamado Vieux Lyon se encuentra en una especie de península que se forma entre dos grandes ríos, el Ródano y el Saona. Por eso, la sensación de calor era muy alta, por la humedad.

En fin, fue la típica tarde dando un primer achuchón a una ciudad desconocida con la única ambición de tener una pequeña idea de la misma. Con ese planteamiento nunca hay decepciones. Y en este caso menos: Lyon resultó ser de lo más agradable y muy animada, pues en la tarde-noche del primer viernes de calor, después del invierno y unas jornadas bastante frías, todo el mundo se había echado a la calle.


En uno de los jardines descubrimos una escultura floral sorprendente. Da muy bien en la foto y de lejos, aunque en la distancia corta pierde.


El grupo se separó en dos, porque aproximadamente la mitad, decidimos subir hasta la colina, a pesar del calor.
Y hacía tanto calor que en un momento en que amenazaba tormenta, apareció el arco iris, aunque no llovió. La lluvia quedó para el día siguiente.
Aspecto interior de la catedral de Lyon, interesante y muy cuidada.

Y para que no esperéis más, un retrato de la cuesta que permite subir a la colina mencionada: 238 escalones de nada, que a 30º graditos tiene su punto.
Y una vez arriba, los que fuimos, que ni mucho menos éramos todos, nos imortalizamos, a falta de la fotógrafa, claro.
Y para concluir la tarde, cena en un restaurante del Vieux Lyon escogido al chou, pero nos fue bien aunque tenía cosas españolas, que ni buscábamos ni deseábamos, pero así coincidió. 






Y como fin de fiesta, un heladito.


De regreso al hotel, la ciudad iluminada, como el impresionante Ayuntamiento,
O la llamativa fuente de la plaza donde se encuentra, con unos impetuosos caballos saliendo de una nube misteriosa.
Y vuelta al hotel, situado en la plaza de la estación. Al día siguiente prontito, en el tren en dirección a Le Puy-en Velay.
Pero el sábado amaneció revirado: de 30º grados se pasó a la mitad, empezó a llover y el tren también se torció. No pudimos ir directos, tuvimos que hacer escala unas horas en Saint Etienne bajo un aguacero de espanto y casi frío, y como lo que vimos no nos gustó, volvimos a la gare.

En Le Puy todo fue bien, y la primera impresión en esta villa milenaria e histórica, maravillosa. Aunque reciente, este mural en una medianera nos gustó a todos. Parecía real.



De la ciudad, inicio de varios caminos franceses a Santiago poco hay que decir, que para eso está San Google y no es cosa de hacerle la competencia. Solo sugerir a quien pueda que se pase por aquí: no lo lamentará. Estaba animadísima en el mediodía sabatino, una vez que dejó de llover.


Y claro, hay una calle del Camino que para eso recibe miles de peregrinos cada año entre sus 800.000 visitantes.


Ascendimos calles arriba hasta la catedral, donde nos hicimos con las credenciales del camino.

Una joyita muy especial la capilla de Saint Michelle, situada en un extremo del pueblo, en lo que en sus orígenes era otro pueblecito próximo. Construida sobre una peña, que era una chimenea volcánica, hay que subir un montón de escaleras, pero merece la pena.


Y Le Puy el sábado era una fiesta, no sabemos si prevista o se debía a que el día siguiente tomaba posesión Hollande.




La iglesia de Saint Michele es del siglo X, aunque desde mucho antes había un santuario o similar en el vértice de la colina. La siguiente es una muestra de sus vidrieras.


En la imagen inferior, la escalina de subida a Saint Michelle, 235 escalones.



Y la foto inferior es la fachada de la catedral, que como no podía ser menos, lo mismo que Saint Michelle, son ambas milenarias más o menos.



Y por la noche cenamos en la Taberne de Maitre Kanter. Colocar a 19 de improviso no es sencillo, pero ya hemos cogido la práctica de dividirnos en dos grupos, tiene sus ventajas. Y después a dormir, que al día siguiente empieza la andaina. Aquí una muestra de lo bien que cenamos.

2 comentarios:

  1. Oye!! Esto es un p*** cachondeo! Ahí vais a andar o de turisteo?? pse!
    Mú chulas las fotos ^_^

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  2. Menos mal que teneís esas pequeñas cuestas y cortas escalinatas,porque a la vuelta os veo a todos a con dieta lechuguina.Ya veo que cosas bonitas hay un montón y que las estais disfrutando,no os preocupeis de la Espagne que dice Rajoy que hay dinero para Rato.
    Un beso
    Rafa

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