miércoles, 3 de mayo de 2017

(25) Sauboires-Lanne Soubiran (22 km)


 Tras un desayuno, como la cena el día anterior, correcto, nos pusimos en marcha para la nueva etapa.


Y siempre, antes, el proceso de colocación de las maletas en el vehículo, algo nunca sencillo, pero que nuestro chófer, Manolo, con la ayuda de Paco y Álvaro, resolvieron día a día con eficacia. Ya se sabían de memoria cómo tenían que colocar los diferentes bultos en función de su tamaño.


El día amaneció soleado, alejando el riesgo de lluvia, pero en cambio el barro siguió molestando. Normal, el suelo no se seca en una noche.


Las balsas de riego fueron compañía durante toda la jornada, y todas estaban a tope.


Y en una zona agrícola, uvas por todas las esquinas, en plantaciones bien cuidadas. Alegraban la vista y aumentaban el placer de caminar.



Al llegar a Nogaro, no lejos de Aire sur L´Adour, pasamos junto a esta plaza de toros, reflejo de una afición asentada en el sur de Francia mientras en España claramente retrocede. En Aire, unas semanas después, moriría corneado el torero español Iván Fandiño, lo que provocó una gran conmoción.


Aunque ciclistas, había pocos, se les tenía presentes en las señales que pedían respeto para los más débiles. Un cachondo añadió a los peregrinos, que pese a su escaso número están (estamos) en situación similar a los ciclistas.


En todo momento fuimos conscientes de que seguíamos en el país del armagnac, a fin de que por las noches, en la partida del chinchimonis, no tuviéramos duda del licor a pedir.



Y con el fondo de los campos de vid y una etapa en la que hay más repechos que en los días precedentes, seguimos adelante.


Parada obligada para la foto, el punto en el que atravesamos el meridiado de Greenwich. Este meridiano, también conocido como meridiano cero o primer meridiano, se corresponde con la circunferencia imaginaria que une los polos y a partir del mismo se miden las longitudes.

Tras casi cuatro horas de marcha llegamos a Nogaro, donde íbamos a dormir, aunque no era el final de etapa. A veces cuadrar kilómetros y alojamiento para todos no es posible.



Nogaro es famoso por su circuito de automovilismo que lo llena unas cuantas fechas al año a pesar de que habitualmente anda por los dos mil habitantes.


Esta vez el equipo de apoyo decidió que ya estaba bien de picnic.


A las 13:30, saltándonos nuestras normas, almorzamos en la terraza de un restaurante. Eso sí, optamos por comida sencilla, tipo ensalada y el conocido sandwich francés, el croque Monsieur, una especie de emparedado frito con leche,  queso y jamón.


Para la tarde quedaban unos 9 kilómetros, pero la cuenta que hicimos no salían los 22 teóricos de la etapa, pero eso fue así la mayor parte de las jornadas. Siempre con un plus a mayores.


Antes de llegar a nuestro destino, hicimos una pequeña parada para descansar. El calor ya apretaba un poco.


Sobre las seis de la tarde aterrizamos en Lanne-Soubiran, apenas una aldeilla con cuatro casas. Nos paramos junto a la iglesia y el cementerio, en un punto donde había un albergue bastante chulo, y esperamos a que nos viniera Alvaro a buscar para llevarnos de vuelta a Nogaro. 


Esta noche tocó hotel, el Solenca, donde pasamos el final de la tarde disfrutando de unas cañitas. Las habitaciones fueron cómodas y la cena estuvo bien: ensalada moldeada con base de patata y encima un cesto de huevo a medio hacer más pollo con guarnición y postre dulce. Era el último día de Irache, que a la mañana siguiente regresaba,ya que tenía obligaciones infantiles ineludibles (¡Ay Drusito!). Pero como estaba tan a gusto, quizás por ello el chichimonis le jugó una mala pasada. Más datos no se pueden dar, lo que pasa en el Camino, queda en el Camino...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Alguien quiere decir algo?